lunes, 11 de enero de 2010

La Virgen de la Candelaria, la religión y los sikuris.


En gran parte debido a que ahí confluyen las dos más importantes culturas andinas, Quechua y Aymara, el departamento de Tilcara es la principal región de la peregrinación a Punta Corral, más o menos a unos 4000 mts sobre el nivel del mar y, a paso rápido, unas 6 horas de ida. Tendremos que tener en cuenta que en Tilcara estamos a unos 2275 mts sobre el nivel del mar. Los antiguos pobladores del altiplano puneño fueron los Fiscaras, descendientes de la etnia de los Omaguacas, desplazados   hacia el lugar que hoy ocupa Tilcara por la razón social de esta cultura.

La más importante fiesta regional es la de la Virgen de la Candelaria, durante la cual los lugareños se lanzan a las calles para exhibir las bandas de sikuris que cuentan en sus filas con niños, jóvenes y viejos que suben hasta el santuario con pesados bombos, redoblantes y mochilas, ya que pasarán la noche en el santuario. Este santuario, antes de Colón, era el sitio donde los lugareños iban a despedir el sol y hacer el ayuno correspondiente al mes.                        Elocuente resulta, sin embargo, la permanencia de ciertos elementos propios de la cosmovisión andina, y la atmósfera pagana que reina en el camino dado por la bandas de sikuris, porque ellos tocan sin parar ni respetar las oraciones de cada calvario, durante el tiempo que dura la travesía. Este dominio de los diablos por el arcángel, que simboliza el sometimiento de una tradición por otra, no canceló los alcances míticos y rituales de la fiesta original, simplemente los confinó a la dependencia del cristianismo a través de la Virgen de la Candelaria. Su fiesta se celebra en semana santa y tiene dos fechas principales: el Día y la Octava (ocho días después). Los festejos empiezan al amanecer, con la llamada Bajada del capo, aunque desde la víspera visitantes y curiosos hacen guardia en la orilla del  río y la acompañan hasta la iglesia, que huele a incienso y flores silvestres traídas desde las alturas, mientras beben generosamente preparando el alma y el cuerpo para la fecha señalada.
El presidente de la banda, que es una ruidosa cuadrilla de comuneros, con sus respectivas autoridades, llevan mulas y llamas cargadas de leña, con la que hacen humeantes hogueras que prenden a su paso. El gesto es una ofrenda al apu (el espíritu del cerro) para pedir que las heladas no malogren los cultivos por cosechar. La madrugadora comparsa, a la que se van sumando espontáneos, bailarines, curiosos y turistas, se dirige a la Plaza en medio del estruendo de retretas, cohetes y campanas de iglesias que tocan a rebato. Las bandas interpretan con verdadero fervor y unción los marciales sones de la Marcha de ataque.       

Danzas e Instrumentos 

Gracias a los recientes descubrimientos arqueológicos de instrumentos musicales, se sabe que en la cultura andina, la música se remonta al menos a unos 10.000 años de antigüedad. De esa larga tradición proceden las quenas, las zampoñas, los pututos (trompetas de conchas marinas) y una gran variedad de instrumentos de viento en cuya fabricación se emplearon materiales como caña, barro, hueso, cuernos y metales preciosos, así como diversos instrumentos de percusión. Mediante el contacto con Occidente se ha incorporado gran cantidad de instrumentos, los mismos que han sido creativamente adaptados a las necesidades rítmicas y tonales de cada región del país. Las muestras más evidentes son las numerosas transformaciones que han operado en el arpa, el violín y la guitarra en la sierra peruana.
 El encuentro de lo andino y lo occidental ha dado origen en el Perú a más de 1.300 géneros musicales. Pero uno de ellos ha rebasado el ámbito regional y se ha convertido en símbolos de la identidad peruana: el huayno. Compuesto por una mezcla de alegría y nostalgia, el huayno se ha convertido en la base de la creación de nuevos ritmos musicales contemporáneos, gracias a su estructura musical simple y flexible.
 La fuerza festiva del migrante africano ha contribuido también a enriquecer el panorama musical: produjo la invención del cajón y el descubrimiento musical de la quijada de burro como instrumento de percusión. En la región de la selva existe también una gran variedad de ritmos, danzas e instrumentos vinculados con sus fiestas y rituales, como por ejemplo el uso del manguaré (tronco tubular), llamado “tambor semiótico” porque sirve para comunicar mensajes a larga distancia en medio de la selva.
 En la actualidad continúa la asimilación de nuevos instrumentos —como sintetizadores, guitarras eléctricas, baterías y armónicas— y la creación de nuevos géneros, como la chicha, que permiten a la música peruana abrirse a nuevas influencias, para extenderse, nacional e internacionalmente, más allá del terreno reservado a lo vernacular.
 Esta capacidad para la fusión e innovación musical expresa vivamente la fuerza integradora y el carácter dinámico de la cultura Andina.

El Huayno

Es considerado el baile andino por excelencia. Sus orígenes precolombinos fueron matizados desde un inicio por la asimilación de influencias occidentales, por lo que presenta múltiples variantes regionales. Su estructura musical surge de una base pentatónica de ritmo binario, característica estructural que ha permitido a este género convertirse en la base de una serie de ritmos híbridos, desde la chicha hasta el rock andino. El baile se realiza en parejas que van desarrollando giros y movimientos a partir de pequeños saltos y zapateos que marcan el ritmo. Los instrumentos que intervienen en la ejecución del huayno son la quena, el charango, el arpa y el violín. En algunas variantes del huayno intervienen bandas típicas, que añaden instrumentos como las trompetas, el saxofón y el acordeón. Por otro lado, aunque son géneros muy diferentes, en la sensibilidad popular el huayno está más vinculado a la marinera de lo que aparenta, como lo recuerda este estribillo de marinera serrana: “no hay marinera sin huayno/ni huayno sin marinera/cholita pollera verde/para ti va la tercera”.

La Quena

Este instrumento de viento es el más difundido en el Perú y procede de épocas prehispánicas. Está hecho con un tubo de caña, madera, hueso o plástico con un segmento biselado, que constituye la embocadura. Presenta 5 ó 6 pequeños orificios de digitación con los que se componen las variaciones del sonido producido por el soplo del ejecutante. En cada región predomina un tamaño diferente.

El Huaylarsh

Es un ritmo y danza de fiesta y alegría vinculado con los períodos de cosecha en la sierra central. Su energía y vivacidad se manifiesta en los saltos y demostraciones de agilidad de los danzantes varones, frente al fino zapateo de sus parejas. En su ejecución coreográfica el grupo de danzantes va desarrollando, por parejas, muestras de habilidad en una alegre competencia. En su instrumentación intervienen orquestas o bandas típicas compuestas por arpas, violines, saxofones, clarinetes, trompetas y bombos.

El Arpa

Es un instrumento de cuerdas hecho sobre una base hueca de madera con forma cónica que sirve como caja de resonancia. Su origen es occidental y ha tenido gran aceptación en el Perú, especialmente en la sierra peruana, donde se utiliza por su versatilidad para ejecutar variaciones de sonidos agudos. El arpa ha sido modificada y adaptada en numerosas regiones, tanto en su forma como en su afinamiento.

El Festejo

Es una danza afroperuana muy popular en la costa central. Se baila en parejas, insinuando y al mismo tiempo evitando el contacto físico. Los movimientos alegres y pícaros desarrollan una expresividad corporal llena de sensualidad. La instrumentación está compuesta por la guitarra, el cajón y la quijada y es acompañada por un cantante solista y su coro.

La Quijada

El maxilar inferior del burro, mula o caballo se ha convertido, gracias al ingenio afroperuano, en un efectivo instrumento de percusión. Se sostiene con una mano y con la otra se dan rítmicos golpes al son de la pieza que se ejecuta. El sonido particular de la quijada, producido por la vibración de las muelas del equino, es amplificado en la misma estructura del hueso.

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