lunes, 11 de enero de 2010

Estimados Amigos:

Mi nombre es Luis Fernando Cabrera, soy tilcareño y estoy muy preocupado por lo que nos está pasando, desde que se declaró Patrimonio de la Humanidad, Tilcara está sometida a este despojo de tierra, ya nada es como antes.
En estos últimos días aparecieron Gringos, Hippies con tatuajes (Perdón por la Expresión), con papeles de compra y venta de Tierras, están usurpando Canchas de Fútbol, Quintas, Cercando lugares que siempre nos pertenecieron, aduciendo a que son de ellos, sacando a gente humilde sin piedad, son tierras con historia, con más de 500 años que fueron nuestras.
Hoy todos extraños están ocupando Tilcara, construyendo Hoteles, la inseguridad está creciendo, ya no podemos salir a la calle, no podemos dejar las puertas abiertas, como siempre lo hacíamos....
Gente que vivió toda su vida, sembrando, criando ovejas hoy están siendo desalojadas por estos Gringos con plata que con un papel de compra y venta falso, nos quieren quitar lo poco que nos pertenece.
Los Tilcareños necesitamos ayuda, que se investigue todo esto, ya no aguantamos más, queremos que se vaya toda esta gente extraña.
Les pido encarecidamente y con el corazón humilde que tenemos, nos ayuden, nosotros no podemos hacer nada contra este aparato más poderoso que nuestra simpleza de ser tilcareños.
Estos son algunos de los datos graves y preocupantes:
Sabina Gregorio, Albina Gregorio, Leonarda Gregorio de Alfarcito, Terrazas de Cultivo legada por los incas, están siendo despojadas por la Familia Alvarez Prado (Terratenientes).
Calle Sorpresa de Tilcara: Familia Flores Olmos, despojada por Álvarez Prado después de 85 años de mantener una tierra.
La Comunidad Aborigen de Villa Florida está siendo despojada por Zambrano (Gente Extraña)
La Comunidad del Huasamayo ya fueron despojadas varias familias y hoy nos quitan la cancha de fútbol donde juegan 600 deportistas del pueblo.
El Club Atlético Terry es despojado de una tierra para el deporte por personas desconocidas que compraron en esta semana estas tierras quien sabe a quien y hoy lunes 9 de mayo fueron alambradas y cercadas.
El Barrio Usina: Familias enteras que están siendo despojadas de sus tierras por terceros.
Todos estos vienen con papeles de la ciudad.
Que podemos hacer?, ya no hay justicia para nosotros, que pasará mañana en Tilcara?, toda esta gente nos maltrata con palabras tales como: Coyas, Negros sucios, etc. Palabras irreproducibles.
Gracias por Difundir esta grave preocupación.
Un Abrazo enorme y un sincero saludo desde Tilcara - Jujuy - Argentina
Jujuy: Tierra y Libertad



Texto de una respuesta que recibí:


Lo que te cuenta este muchacho, es absolutamente cierto y se viene larvando desde hace muchos años.
Yo estuve el año pasado en Tilcara, como parte de mi veraneo, y con mi compañera (salteños los dos) nos asombrábamos de la nefasta colonización cultural que había experimentado el pueblo.
Ya no había boliches para irse a comer un locrito ni tomarse un buen tinto.
Ahora sólo había pubs donde se tomaban tragos largos y tortas negras galesas, y restaurantes finos y carísimos.
Todo el turismo era porteño y las señoras gordas de Barrio Norte, excitadas ante tanta belleza y riqueza cultural, se vaciaban las fábricas artesanales de tejidos y de alfarería, regateándole el precio como arpías a los pobres tilcareños.
Prácticamente no había sitios libres para ir a caminar porque toda la zona no montañosa estaba poblada de lujosos chalets y ostentosas cuatro por cuatro.
Mi amiga, muy contrariada por esa pérdida, despotricaba permanentemente con los porteños (perdonáme si esa es tu condición), porque no contentos con tener el mar, ahora se venían a adueñar de nuestras milenarias montañas andinas.
Decía con bronca que a Tilcara habría que llamarla de ahora en más Villa Gesell II.
Todo el pintoresquismo originario, donde habitualmente veraneaban muchos salteños y jujeños, se vio drásticamente alterado por esta manga de hippies rotosos y harapientos pero con mucha plata, como dice quien te escribió, sin ánimo discriminador por cierto.
Pero se burlaban de las coyitas de la zona, siempre tan mansas, calladas y humildes, y vimos a varios de ellos drogarse en forma despampanante y sin ningún remilgo en la pequeña terminal y en las dos o tres calles céntricas.
Lo mismo está pasando en Humahuaca, unos kilómetros más arriba, desde que la zona fue declarada Patrimonio Culturtal de la Humanidad.

El gobierno jujeño no previó nada para salvar y resguardar del despojo los sitios históricos, y el malón de aventureros y avaros rapiñadores ya está lamentablemente asentado allí.
Lo más grave, sin duda, es el tema de las tierras, donde como en casi todo el incario los campesinos eran comuneros, tienen títulos reales de propiedad de sus tierras, y sobreviven de sus pequeños cultivos y de sus majaditas de cabras o corderos.
Lo mismo había pasado en la zona de Amaicha del Valle y Los Zazos en Tucumán, aunque justicia obliga: una oportuna ley del ex presidente Menem, a pedido del entonces gobernador Ortega, le devolvió la tierra a los campesinos, reconoció al régimen de los comuneros, convirtió en escrituras oficiales sus títulos reales y concretó una verdadera reparación, por demás justiciera.
Todo esto me da mucha pena y me hace recordar a la celebrada novela histórica del peruano Manuel Scorza "Redobles por Rancas", donde se narra con doliente patetismo el despojo de las tierras de los Andes Centrales del Perú, particularmente en las comunes de Huánuco, Yanahuanca, Chaupihuaranga y Ayacucho, a manos de la voracidad imperialista de los terratenientes de la Cerro de Pasco Corporation.
Después de más de cincuenta años de lucha, sólo la revolución nacional del General Velasco Alvarado logró la anhelada reparación, aunque duró poco.
La restauración liberal desalojó finalmente a los indios y devolvió las tierras a la extranjería.
Con lo que se cumplió la funesta frase de Milan Kundera que sirve de prólogo al libro: "Todo será olvidado y nada será reparado".
Creo que en algo podemos ayudar, como en su momento lo hicimos con el tema de las Yungas de Orán, distribuyendo la carta de este amigo que pide ayuda entre todos nuestros contactos, y acaso —si lo estimamos conveniente— dirigirle una nota al propio gobernador Eduardo Fellner.
Gentileza de Eduardo Jara
Periodista

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